Columna: Takones altos… Tengo hambre…

Columna:

Takones altos…

Tengo hambre…

Manuela

05/12/16

Agencia de Noticias Independiente Noti-Calle.

Conocí a una compañera en estos andares de las calles y entre las esquinas, faldas cortas, telas entalladas y me compartió un poco de su historia.

Nadie me metió en esto. Se miraba las manos que tenían un nerviosismo que parecía no controlar ella misma. Siempre nos ponemos nerviosas si nos preguntan o si comenzamos a hablar de nuestras iniciaciones en lo que llamamos esto.

Yo trabajaba en una casa haciendo el aseo. Me pagaban una mierda. No era suficiente para mí y mis hijos. Siempre tronándome los dedos para que la miseria de salario alcanzara para la comida, la renta, los niños, la escuela y nunca alcanzaba. No tenía para comprarles ni un puto dulce. El temblor en sus manos le dio miedo y salió corriendo de su cuerpo.

Levantó la mirada y con decisión firme dijo, incluyendo a sus hijos, tenía hambre.

Yo pasaba por la plaza y las veía a las muchachas y tenía la necesidad de completar para la semana y pues.

Ella es de una de las comunidades de afro-descendientes. Su pelo es rizado, lo trae corto por el volumen. Sus caderas bastante marcadas.

Les pregunte que si me podía quedar a trabajar, que tenía hambre. Me dijeron que si y desde ese momento me quedé.

Así es, el hambre me llevó a las calles. Y en las calles pude darles a mis hijos no solo un poco más de comodidades. Con las limitaciones necesarias y palito tras palito, obtuve un pequeño terrenito y lo he estado construyendo poco a poquito.

Entré cuando estaba joven. Y con ello pude tener suficientes clientes para poder tener un poco más de ganancias. Las cuales me han dado la satisfacción de tener un hogar, que mis hijos no pasan tanta hambre, tener un techo dónde refugiarnos, dónde pasar tiempo como familia.

No me arrepiento. Pues con este trabajo tuve muchas cosas. Seguido me preguntó si yo hubiera seguido trabajando por la baba de dinero que me daban, yo tendría lo que, aunque pobremente, tengo.

Hoy, con la vista perdida en los recuerdos, la frente en alto, suspira y regresa la mirada y nos miramos, nos sonreímos.

Desafortunadamente, continua, ya no tengo el mismo número de clientes. Cada vez es más complicado convencerlos de entrar conmigo, pero una aprende sus mañas. Y poco a poquito se llena el jarrito.

La abrazo, nos damos un beso en la mejilla y seguimos a la espera, un momento más a la espera.

En fin… ¿Vamos?

PD.

El Trabajo sexual no es trata de personas.

El Condón no es una prueba jurídica de trata de personas, es un utensilio de salud.