Carta de Patricia Ponce para Jairo Guarneros

Coatepec, Veracruz., 9 e julio, 2016

Jairo querido, saberte herido por una bala trapera me provocó escribirte. No cabe duda que perteneces a ese grupo ciudadano que desde hace 14 años viene trabajando de manera pasional, voluntaria y gratuita en la defensoría de los Derechos Humanos de las mujeres, de la disidencia sexual, de las y los trabajadores sexuales, de las personas afectadas por el VIH y, en la contraloría social, exigiendo rendición de cuentas en el terreno de una epidemia que está fuera de control en nuestro estado.

Siempre lo hemos comentado: los y las del Multi jarocho parecemos cucarachas porque hemos sobrevivido a pesar de los pesares a cambios de gobernadores, secretarios de salud, presidentes municipales, congresos locales; a borracheras, temblores, tormentas, cánceres, dolencias, traiciones, tristezas, mal de amores, abandonos, agresiones, insultos, virus, tuberculosis, enfermedades cardiacas, cerebrales, crudas, brujerías, maldiciones y hasta corretizas de perros en Jalcomulco… jajajajaja.

Faltaban las balas y te tocaron a ti…

Nahual al fin estás vivo -imagino a ésta horas ya con ganas de fumar-, guerrero/as somos, en el camino andamos y andaremos porque hay Jairo y Multi Jarocho para rato. Existimos en tanto hay fallas en el sistema de salud, somos producto de ellos y ahora se escandalizan de nuestros posicionamientos, exigencias y acciones. Son como aquellos que matan al tigre y se espantan de la piel… nada extraña de gentes que tienen tanta moral que la tienen doble.

Existimos en tanto hay divas con batas blancas que se sienten paridos/as por los dioses, dueños de la verdad, de la salud y la vida de aquellos que llaman “sus pacientes”, estoy hablando de aquellos que se sienten dueños de los espacios en donde dan consulta, propietarios de los hospitales públicos y de los capasits. Existimos en tanto incumplen programas, protocolos, reglamentos, normas nacionales e internacionales y no respetan los Derechos Humanos. En tanto roban o solapan robos de medicamentos, en tanto se protegen unos a las otras en su mala organización, en sus ausencias laborales, en el abandono de sus lugares de trabajo; en tanto negocian con los representantes de los laboratorios prebendas personales que van desde una comida acompañada de una miserable copa de vino, pasando por computadores o un viaje a Cancún; en tanto se resisten a ofertar una atención calidad y con calidez y, desvíen fondos públicos... Sólo por mencionar algunas de sus “pequeñas fallas”.

Un buen día un presidente municipal de un pueblo mágico -¿será porque ahí desaparece mucha gente?-, admirador de un general cuya frase vergonzante: mátalos en caliente lo hiciera famoso, te declaró persona no grata para la ciudad. Jairo al parecer no le gustas a Juan Manuel Diez, ni tampoco las causas que vienes defendiendo hace 30 años. O sea, le desagradan los pobres, los taxistas, las y los indígenas, los y las trabajadoras sexuales, los migrantes, las mujeres violentadas y las personas afectadas por el VIH. Es posible que piense que esos grupos sociales son feos, malos y sucios y que le “afean”, “ensucian”, “oscurecen” y obstaculizan el proyecto “modernizador” que tiene contemplado para lo que él considera SU pueblo mágico y, que como SU general Díaz considera que con mano dura puede “limpiar” y “embellecer” SU Orizaba.

Pues tendremos que recordarle a dicho presidente que los tiempos de Don Porfi afortunadamente ya pasaron, que estamos en la época de los Derechos Humanos, del rescate de la diversidad como un valor, de la participación ciudadana, de la apuesta por una sociedad con justicia social, diversa, verdaderamente democrática y por qué no decirlo con el derecho a conquistar la felicidad no importando lo que signifique eso para cada quien.

Pues ni modo sí esto no le gusta a Juan Manuel podemos cantarle al unísono esa vieja y jocosa canción cubana que dice: si a mi vecino no le gusta como yo vivo pues que se mude, pues que se mude... Y no sé a dónde lo hará, porque este estado y este país es de todas y todos nosotros y, al que no le guste pues que se mude.

Puedo escuchar tu risa y me uno a ella: jajajajajajajaja

Te dejo descansar querido, cuídate, nos encontramos pronto, te quiere y besa dulcemente.

(Patricia Ponce)